
No hay a quién irle. Los perredistas sólo podían hacer una cosa más grave que tomar Reforma, tomar el Congreso es como si tomaran al Presidente. Los panistas haciéndoles el juego como changos y los priistas haciéndose los escandalizados, disfrazados de ovejas de centro. Putísima.
¡Cómo odio a la clase política!