Durante una velada llena de cosas que no viene al caso contar, llegué a concebir, en un ejercicio que ya practicábamos Rache, Mariano y yo hace varios años, el juego del shaker, EL TACO PLACEBO.
El juego del shaker es algo simple pero no tanto, suponga usted que mete en un shaker para hacer cocteles, con mucho hielo a Marylin Manson y al grupo Hanson ¿Qué obtiene? A Marylin Hanson. Algo que puede sonar tan aburrido tiene alcances fenomenales.
Meta usted pues en su shaker a Brian Molko y a Paquita la del barrio. Tiene usted EL TACO PLACEBO.
Más allá de imaginar a nuestra querida Paquita covereando rolas emblemáticas como every me and every you, o una versión pre-emo de me saludas a la tuya, podemos encontrar en el fondo de todo esto el hueso chupado del asunto: TODOS CONOCEMOS Y HEMOS PRACTICADO EL TACO PLACEBO.
¿A que me refiero? Bueno pues seguramente todos se han hecho un taco de sal con limón, incluso salsa. ¿y el suadero? ¿y la cochinita pibil? ¿el bistec con queso? ¡No están! ¡Porque usted se ha comido un taco placebo!
ENGAÑE A LA SOLITARIA CON UN TACO PLACEBO, EL TACO DEL PUEBLO EMO! (y del pueblo a secas)